El pasado sábado, 23 de junio, el público asistente al estreno de este solo de danza fue invitado -a la entrada al Espacio Guimerá- a elegir una semilla y 'plantarla' en un lugar cualquiera del escenario (cubierto con tierra para la ocasión).
Con música de María Bethania de fondo (Monólogo de Orfeu, de Vinicius de Moraes), uno a uno, los espectadores fueron haciendo su siembra y ocupando sus asientos, confiados de participar en un encuentro realmente especial.
Apegada a la tierra, aparece en escena Paloma Hurtado, evolucionando sobre un escenario que se convirtió en el contexto fértil en el que la mujer -tema sobre el que giró todo este proceso creativo-, el lobo, la diosa Artemisa y La Luna ocupaban un mismo espacio, con una metamorfosis sólo evidente a través de los movimientos de la bailarina.
Protección, emancipación, caza, lucha, crecimiento...
Suena la canción Sueño imposible -cuyo texto y traducción del portugués nos habían entregado al acceder al recinto- en la que María Bethania nos cuenta que una flor podrá brotar del imposible suelo. En ese momento Paloma entrega una flor (de aquellas que habían sembrado) a cada espectador.
Finalizada la presentación, la creadora se sienta frente al público dispuesta a contar el proceso creativo y a recibir los comentarios de los asistentes.
Interesantes aportaciones sobre sus experiencias, sus emociones e impresiones que, seguro, les ayudarán a acercarse a este lenguaje de movimiento.
Gracias a los asistentes por vivir DAKINI.
Gracias a Paloma Hurtado por crearlo.